Dosis de poesía
Hay mucha gente que opina que la poesía es innecesaria y suprimible. Inclusive Platón destierra a los poetas de su República si no cantan a los héroes y a los valores de la sociedad. Dice Borges que la poesía es algo que tiene naturaleza propia y no tiene que ver con ninguna otra consideración intelectual. Independientemente de que la naturaleza auténtica de la poesía nos sea esquiva y que su papel en la sociedad pueda ser debatido en cada tiempo y lugar, lo que es claro es que no podemos prescindir de la poesía.
Dice el poeta mexicano Eduardo Casar que a través de las canciones nosotros recibimos nuestra dosis de poesía cuando no somos lectores de la llamada "poesía dura" o académica, pero es verdad que si las canciones muchos no podemos concebir nuestro día. No hay mejor ejemplo que el poema del día de hoy, una sugerencia proveniente de la obra de León Felipe y que después fue musicalizado por Serrat de manera grandiosa (http://www.youtube.com/watch?v=LMuBvY7yaio). Si nos detenemos por un momento y pensamos en las canciones que a diario escuchamos por la radio o en cualquiera de nuestros dispositivos, lo cierto es que no podemos prescindir de la poesía.
¿Vale la pena regresar a la tradición de los poemarios? Sin lugar a dudas, pero debemos de quitarnos los prejuicios sobre los temas de la poesía. Este género no es capaz de hablar únicamente de amor y desamor. Puede hacer reflexión intelectual muy compleja tal y como hacen Octavio Paz y José Emilio Pacheco, hablarnos de la muerte como Rainer Maria Rilke o llegar a los extremos de la expresividad como Ezra Pound. Lo que tenemos que hacer es decidirnos por nuestros temas favoritos, y de ahí buscar a nuestro poeta, que llegará tarde o temprano. Pero sin duda la poesía seguirá ahí, lista para iluminar a su siguiente lector.
Vencidos
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
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