Aunque mucho vale la pena recuperar de la poesía de Rubén Darío, lo cierto es que incluyo el día de hoy este poema ante la celebración de San Francisco de Asís el día de mañana. Y es que sin duda San Francisco se encuentra de nuevo de moda, gracias al nuevo Papa que de manera atrevida eligió ese nombre para escarnio de la Curia Romana. Y es que por encima de todos los santos que han criticado la opulencia y la falta de apego a los valores cristianos del clero, San Francisco es sin duda el recuerdo más doloroso por dos motivos: el primero es porque el santo pertenecía a la nobleza de los fragmentados principados italianos, el segundo es que surge el santo y su reforma en un momento en que la peste negra comienza a destruir los cimientos de las civilización medieval y comienza la Edad Moderna. En ese momento en que se resquebraja la unidad del cristianismo europeo hace San Francisco su crítica, sufriendo de la incomprensión y la persecución de los que han seguido su ejemplo. Es por ello que Bergoglio al elegir ese nombre desenmascara las intrigas de los funcionarios del Vaticano que han perjudicado a la Iglesia en lugar de fortalecerla.
Pero el ejemplo de San Francisco de Asís es universal. Su amor por la humanidad y por la naturaleza, regresar a los principios básicos del Evangelio y enfrentar las estructuras de poder con humildad y servicio son enseñanzas que no debemos hacer a un lado. Son esos mensajes los que se pretende trasmitir cuando Francisco es representado en la historia del arte, y es un tema que surge con cierta frecuencia en el arte occidental. Además del poema que les propongo hoy, vale la pena revisar la ópera de Olivier Messiaen, extrema en cuanto a su composición musical pero que deja en el contexto de la mística del compositor francés el papel de Francisco en el cristianismo. Nos quedan los óleos de Zurbarán y los frescos de Giotto, así como las numerosas películas que del tema se han hecho. Disfruten del ejemplo de este hombre universal, ya que esta celebración marca ya el camino al final del año.
Los motivos del lobo [fragmento]
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
esta con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
el lobo de Gubbia, el terrible lobo,
rabioso, ha asolado los alrededores
cruel ha deshecho todos los rebaños
devoro corderos, devoro pastores,
y son incontables sus muertes y danos. Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los mas bravos perros,
como de cabritos y de corderillos. Francisco salio:
al lobo busco
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzo feroz
contra el. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: ¡Paz, hermano
lobo! El animal
contemplo al varón de tosco sayal
dejo su aire arisco,
cerro las abiertas fauces agresivas,
y dijo: ? ¡Esta bien, hermano Francisco!
¡Como! ?exclamo el santo?. ¿Es ley que tu vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?
Y el gran lobo, humilde: ¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no halle que comer y busque el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi mas de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puno o correr tras el jabali,
el oso o el ciervo y a mas de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
Y no era por hambre, que iban a cazar.
Francisco responde: En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tu vas a tener
desde hoy que comer.
Dejaras en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!
Esta bien, hermano Francisco de Asís.
Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata.
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargo la mano.
[...]
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