sábado, 19 de octubre de 2013

Celebración (Pablo Neruda)


Oda a la cerveza

Si no valora la cerveza, o le parece la ingesta de alcohol como una tradición retrógrada e innecesaria, mejor lea este blog otro día. Y es que la cerveza ha sido catalizadora de la civilización, falicitadora de la convivencia y presencia de la alegría en nuestras vidas (y a veces portadora de algunos excesos que tal vez no nos atreveríamos a realizar en nuestros cinco sentidos). La ingesta de alcohol a edades tempranas es un tema polémico, ya que aunque aparentemente afecta el desarrollo de la corteza prefrontal si se ingiere a edades muy tempranas, trazar la línea de la edad reglamentaria para permitir su venta es un asunto rodeado de doble moral y de hipocresía. 
No debemos olvidar que la cerveza probablemente surgió incluso antes que la agricultura. Incluso existen algunos primates que fermentan semillas en agua y luego ingieren el jugo fermentado que posee contenido alcohólico, por no hablar de otros que esperan la fermentación de las semillas para comerlas. Aunque lo más probable es que haya sido en la fundación de la civilización egipcia, producto de errores en la fabricación del pan, el que propicio el afortunado descubrimiento de la cerveza que hemos compartido quizá por más de cinco mil años todos los seres humanos. Como digestivo y como bebida es sin duda inigualable, amargo y que propicia el disfrute de muchos alimentos, entre ellos mi adicción por la pizza y las alitas de pollo. Pero sin duda es acompañante de los grandes eventos: de las fiestas patrias y de la Navidad (donde se acostumbra en México varias ediciones especiales), de las bodas y los festejos de las quinceañeras, de los cumpleaños y de los grandes eventos deportivos. Beber diferentes cervezas, disfrutar de su amargor y distinguir de cervezas bien hechas a ciertas mezclas con agua y colorante sin duda lleva años de experiencia y de experimentar por el mundo. 
Muchos escritores han sido fanáticos de la cerveza. Ya hemos hablado de Bukowski y de Joyce, aunque de escritores alcohólicos podemos hacer una gran lista: Hemingway, Capote, Kerouac, Fitzgerald (que sin duda prefería más el vino espumoso). Beber es una manera de desconectarse de lo cotidiano, de buscar salir de las fronteras normales que nos hemos impuesto intentando alcanzar nuevos horizontes o simplemente disfrutar del momento. Pero sin duda la cerveza es una bebida comunitaria (a diferencia del coñac que es muy personal y elitista), se disfruta entre los pares y los aglutina en un cuerpo (aunque con frecuencia algunos abandonen la misión). Si beben no se excedan, y si se exceden no rompan nada. Les dejo una oda de Pablo Neruda, a la fiesta y a la cerveza. 

Celebración

Pongámonos los zapatos, la camisa listada, 
el traje azul aunque ya brillen los codos, 
pongámonos los fuegos de bengala y de
        artificio,
pongámonos vino y cerveza entre el cuello 
        y los pies,
porque debidamente debemos celebrar 
este número inmenso que costó tanto
        tiempo,
tantos años y días en paquetes,
tantas horas, tantos millones de minutos,
vamos a celebrar esta inauguración.

Desembotellemos todas las alegrías
          resguardadas
y busquemos alguna novia perdida
que acepte una festiva dentellada.
Hoy es. Hoy ha llegado. Pisamos el tapiz
del interrogativo milenio. El corazón, la
         almendra
de la época creciente, la uva definitiva
irá depositándose en nosotros,
y será la verdad tan esperada.

Mientras tanto una hoja del follaje
acrecienta el comienzo de la edad:
rama por rama se cruzará el ramaje,
hoja por hoja subirán los días
y fruto a fruto llegará la paz:
el árbol de la dicha se prepara
desde la encarnizada raíz que sobrevive
buscando el agua, la verdad, la vida.

Hoy es hoy. Ha llegado este mañana
preparado por mucha oscuridad:
no sabemos si es claro todavía
este mundo recién inaugurado:
lo aclararemos, lo oscureceremos
hasta que sea dorado y quemado
como los granos duros del maíz:
a cada uno, a los recién nacidos,
a los sobrevivientes, a los ciegos,
a los mudos, a mancos y cojos,
para que vean y para que hablen,
para que sobrevivan y recorran,
para que agarren la futura fruta
del reino actual que dejamos abierto
tanto al explorador como a la reina,
tanto al interrogante cosmonauta
como al agricultor tradicional,
a las abejas que llegan ahora
para participar en la colmena
y sobre todo a los pueblos recientes,
a los pueblos crecientes desde ahora
con las nuevas banderas que nacieron
en cada gota de sangre o sudor.

Hoy es hoy y ayer se fue, no hay duda.

Hoy es también mañana, y yo me fui 
con algún año frío que se fue, 
se fue conmigo y me llevó aquel año.

De esto no cabe duda. Mi osamenta 
consistió, a veces, en palabras duras 
como huesos al aire y a la lluvia, 
y pude celebrar lo que sucede 
dejando en vez de canto o testimonio 
un porfiado esqueleto de palabras.

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