viernes, 27 de septiembre de 2013

El cuervo (Edgar Allan Poe)

Sobre El Cuervo

Edgar Allan Poe nunca ha dejado de sorprendernos. Aunque tal vez el detective Dupin de los cuentos de la calle Morgue nos queden ya un poco lejos, lo cierto es que el género policíaco es uno de los que goza de mejor salud tanto en la literatura como en el cine y en la televisión. Otros cuentos han gozado de mucha mejor suerte: La caída de la casa de Usher inspiró una ópera de Philip Glass (de la cual no he podido encontrar mas que el siguiente extracto http://www.youtube.com/watch?v=Xpw1psaylm8 a pesar de ser la ópera más representada del compositor estadounidense), El corazón delator inspiró una de las escenas más famosas de los Simpsons (La rival de lisa 6X02), y por supuesto su interpretación de la obra del día de hoy (http://www.youtube.com/watch?v=msc5xIcHYAI). 
El cuervo destaca entre toda la obra de Poe por varios motivos: no es un escritor muy afecto a la poesía y destacó principalmente en la prosa, tampoco era un escritor que hiciera numerosas y explícitas referencias a la tradición de Occidente, ni se caracterizó su prosa por generar episodios de angustias intermitentes y constantes, sino que genera grandes momentos de tensión que a veces parecen no resolverse. Las características que no posee el resto de la obra las tiene el poema, sin duda una apuesta arriesgada por parte del escritor estadounidense. Además, es singular por el tema del amor, que a pesar de ser entendido como obsesión y por tanto eje fundamental de su obra, lo cierto es que muy pocas veces abordará el tema de la unión pasional entre el hombre y la mujer para estructurar su obra. Sin embargo, no pareciera al leer el poema que fuera la primera vez que abordaba el tema ni tampoco que le costara un enorme esfuerzo hacerlo. 
¿Cuáles fueron los motivos de Poe para generar tan singular obra? Probablemente un motivo personal dada su extravagante vida y obra fue el principal detonador de su escritura, aunque no me atrevería a dudar ni por un momento que pasó años elaborando el texto hasta llegar a su forma definitiva. Y es que el cuervo impresiona en una primera lectura, pero como todo clásico su impresión más duradera y profunda proviene gracias al paso del tiempo. La pérdida del amor (símbolo también de la pérdida de cualquier cosa que apreciemos) bajo el oscuro dominio de la muerte (que a pesar de ser claro en los símbolos nunca se menciona, pudiendo también ser una forma muy adornada de entender el abandono) nos es trasmitido de una manera tan angustiosa ya que es una experiencia universal: todos hemos perdido y todos seguiremos perdiendo, no importa lo que pase. Esa terrible sentencia a morir poco a poco sin poderlo evitar, siempre el azar y la locura por encima de la razón, es lo que hace al poema la síntesis máxima de la obra de Poe, la que ejemplifica el estado en el cual el autor se encontraba al pensar su obra y la que nos sigue fascinando y provocando angustia con el paso de los siglos. 
Puede ser que, tal como nos dice Lisa en la parodia de los Simpsons, que ya no nos asuste tanto la forma en la cual fue narrado el poema, ya que el miedo es un sentimiento que se desgasta con facilidad, más en nuestra época de explotación e hiperconsumo. Pero el mensaje tremendo de que nos encontramos solos y desnudos ante la presencia de fuerzas que no podemos comprender es un mensaje que jamás podremos eludir. 

El cuervo [fragmento]

[...]



De un golpe abrí la puerta
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.


Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”


Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

[...]

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